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La agricultura del carbono es un concepto agrícola. Su objetivo es reducir la cantidad de CO2 en nuestra atmósfera y mantenerlo en el suelo
La agricultura del carbono: antecedentes del concepto
El cambio climático y la crisis climática están en boca de todos al menos desde el movimiento en torno a los «Viernes por el Futuro». Quienes no tachan el cambio climático de invento político buscan frenéticamente soluciones para contrarrestar los cambios negativos de nuestro planeta. Se supone que la agricultura del carbono es una solución.
- La idea es poder secuestrar dióxido de carbono en tierras agrícolas.
- Esto debería ser posible proporcionando a los agricultores un contenido de humus significativamente mayor en sus suelos. Dado que este humus se compone de materia orgánica muerta, como plantas descompuestas, es especialmente reactivo con su entorno y absorbe CO2 de la atmósfera con mayor facilidad.
- Cuanto más compuesto esté el suelo por materia orgánica, es decir, humus, más podrá retener el dióxido de carbono a largo plazo. Las bacterias descomponen las plantas moribundas, por ejemplo, creando humus que contiene carbono. Los animales del suelo transportan este carbono al interior del suelo.
- Los agricultores pueden influir en el contenido de humus de sus suelos mediante prácticas de cultivo y gestión. Para ello, pueden aplicar abonos orgánicos, como estiércol y purines, o realizar cultivos intermedios especiales tras la cosecha de cereales, por ejemplo. Los cultivos perennes como el trébol o la alfalfa también son una buena opción para fomentar la formación de humus.
- Si los agricultores aceptan la agricultura del carbono, reciben certificados de humus, es decir, primas, después de que empresas especializadas hayan medido y confirmado el secuestro de CO2 de sus suelos agrícolas. Los agricultores pueden vender los certificados a empresas que quieran compensar sus elevadas emisiones de CO2.
Contraargumentos: Por eso la agricultura de carbono es cuestionable
En teoría, la agricultura de carbono parece una buena solución para contrarrestar el cambio climático. Al fin y al cabo, el aumento de los niveles de CO2 repercute en el cambio climático. Sin embargo, en la práctica, hasta ahora hay muchos argumentos en contra.
- Por un lado, la reestructuración del suelo supone un enorme desembolso económico para muchos agricultores. No pueden cubrir por sí solos la mayor parte de los costes por adelantado y esperar primas más adelante.
- Además, aún no está nada claro hasta qué punto los consumidores responden realmente a los productos que surgen de esta forma de agricultura. Se trata de un punto de partida incierto y poco investigado para el cambio.
- Si un agricultor decide ahora que el mayor contenido de humus no le resulta rentable, también puede dejar de cultivar carbón en cualquier momento y deshacer así todo el secuestro de CO2. Por lo tanto, no parece que se haya encontrado una solución a largo plazo.
- Además, la reventa de certificados de humus es controvertida para una protección eficaz del clima. Esto se debe a que ciertas empresas siguen emitiendo mucho CO2, pero compran con los certificados una conciencia tranquila. Al fin y al cabo, señalan que se les permite emitir tanto porque el CO2 está ligado a otros lugares por los agricultores. El cálculo de una lechera un tanto cuestionable.