La inteligencia artificial puede ser revolucionaria, pero tiene sus límites: Lo que la IA no puede hacer es más evidente en lo que hace vibrar a los humanos y a los seres vivos en general
Lo que la IA no puede hacer: Los límites fundamentales de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial, o IA para abreviar, está en boca de todos y a menudo es aclamada como la panacea para una amplia gama de retos. Sin embargo, a pesar de los notables avances logrados, hay ámbitos en los que la IA es -al menos todavía- inferior a la inteligencia y las capacidades humanas.
- La creatividad de la IA es limitada, porque aunque puede reconocer patrones y basarse en ellos, sólo es capaz de verdaderos actos creativos que creen algo nuevo hasta cierto punto. Sin embargo, esto está cambiando en el contexto de la IA generativa, en cuyo desarrollo la inteligencia artificial es ciertamente capaz de crear nuevos contenidos, por ejemplo en el arte y la música.
- La comprensión emocional y la empatía son capacidades humanas que la IA no puede reproducir, ya que carece de conciencia de las emociones.
- Los sistemas de IA necesitan grandes cantidades de datos para aprender y no pueden ofrecer resultados fiables sin ellos. Dependiendo de la actualidad de un tema, la IA también puede proporcionar información que no se corresponda con el último nivel de conocimiento humano.
- La capacidad de pensar y actuar fuera de los parámetros dados es una característica que no tienen los sistemas de IA. Sólo puede reaccionar con dificultad ante situaciones nuevas e inesperadas, ya que depende de escenarios previamente definidos.
Obstáculos prácticos para la inteligencia artificial
Además de las limitaciones fundamentales, también existen obstáculos prácticos que la IA es incapaz de superar en la actualidad. Entre otras cosas, están relacionados con la integración de la IA en los sistemas y procesos existentes y su aplicación en ellos.
- Es un reto integrar la IA en sistemas existentes que, en primer lugar, no fueron diseñados para utilizarla.
- Los sistemas de IA dependen de los algoritmos programados, lo que significa que no pueden reaccionar con flexibilidad ante acontecimientos imprevisibles.
- En la industria y la producción, la IA puede desplazar al trabajo humano o hacerlo redundante. Por supuesto, esto tiene implicaciones económicas y sociales que no todos ven con buenos ojos.
- Sin humanos, la IA no puede seguir desarrollándose. Pero aunque la IA ya puede encargarse de muchas tareas, sigue habiendo carencias en términos de comunicación. Aquí es donde la IA alcanza sus límites, ya que puede procesar el lenguaje natural, por ejemplo, pero le resulta difícil captar las sutilezas del diálogo humano, como la ironía o el sarcasmo.
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Los sistemas de IA pueden aprender, pero no comprenden el significado y las consecuencias de sus acciones. Además, la IA carece de la capacidad de generar confianza y mantener relaciones humanas, ya que no puede crear vínculos emocionales.
- La protección de datos y los problemas éticos también frenan el desarrollo y la aplicación de la IA en ámbitos delicados como la medicina o los recursos humanos.
Aspectos éticos de la IA
Las implicaciones éticas del uso de la IA también requieren un intenso debate y consideración. La IA no puede tomar decisiones éticas de forma independiente, por lo que resulta problemático utilizarla en determinados ámbitos.
- Quién es responsable de las decisiones tomadas por los sistemas de IA a menudo no está claro y plantea cuestiones legales y éticas.
- Los sistemas de IA pueden reflejar los prejuicios y la discriminación presentes en los datos de entrenamiento y exacerbar así los problemas y conflictos existentes.
- Tomar decisiones sobre IA en situaciones críticas, como la conducción autónoma o en medicina, requiere unas directrices éticas que aún están por desarrollar. Las decisiones sobre IA tampoco son siempre especialmente transparentes, ya que los algoritmos actúan a menudo como «cajas negras» cuyo funcionamiento no puede ser entendido por extraños.